HISTORIAS Y CUENTOS DE CAJICA
LOS APODOS CAJIQUEÑOS
LOS APODOS CAJIQUEÑOS
Los apodos Cajiqueños, han sido recopilados por el ilustre señor José Lovera "TOTO"
PARTE I
HOMENAJE A LOS APODOS CAJIQUEÑOS
En todos los pueblos encontramos
apodos, Cajicá no es la excepción José Lovera "TOTO” !orgullosamente
Cajiqueño! Les trae algunos de ellos:
Existen Moninillos, Cucharones,
Sopas, Cominos, Tuétanos y Monigotes; Chispas, Patas, Maíz Tostao, Maíz
colgando y Mazamorrones, además de Siete pelos, Merejo, El Simpático, Cuetones,
Butifarria, Pecoso, Muñeco y Cazuelas, Pategancho, Patecabra, Pateloro,
Cabezones, Pispirillo y Callaos; Gualo, Corbatos, la Cascada, Diablos, Guarapo
y Totumo, Jarro e chicha, Mano negra, Sangre negra, Chivarisca, Muchaplata,
Cositos, Minuto y Alicate.
También hay Armadillos, Conejos,
Patos, Topos, Cabros, Burros y Canarios, Ratones, Zorros, Culebros, Gallinas,
Piojos y Pechiblancos; Zuros, Pichones, Abejones, Chirlovirlos, y Jirafas.
Algunos más recientes como Muelas,
Caperuza y Chicharra, Tonelada, Garrafón, Pelicandelo, Pirrin, Cebollin,
Copetín, y otros de los que no me acuerdo...
Personajes que en algún momento
comieron pan en " El imperial" , trasnocharon y bebieron
donde "Marina de noche", compraron traguito en la
esquina del movimiento, picaron en "Pique y repique" regatearon
en "El Popular", se rasuraron en la peluquería "Para
mí", merendaron sancochito donde "La pitufa", Llevaron
tamalitos de "Donde la señora Isabel" o fueron con la
novia al Teatro de las pulgas, disfrutaron la rumba en "El
Escorial", probaron la morcilla de Don Leopoldo y Doña
Veroca o tomaron un cafecito en el "Tic -Tac" y
no encontraron lo que buscaban donde Echeverry porque "Se Agotó"
Todo esto es parte de la idiosincrasia de nuestra "linda tierra
Cajicá"
PARTE II
HOMENAJE A LOS
APODOS CAJIQUEÑOS
Ahh ya me acorde
de otros, pero no por mi memoria o recuerdo, sino por la ayuda de los puros
cajiqueños que han aportado hasta sus mismos apodos, y que me reclaman también
haga remembranzas de situaciones que de alguna manera nos hacen devolvernos en
el tiempo, para así rejuvenecer nuestros corazones cajiqueños.
Claro que están
también los Reverberos, el Obispo,y políticos como El Ministro, sacerdotes como
el Padre Picapiedra, deportistas como Panprim, laboriosos como el loco Manuel, y también productos como las almojábanas de
don Rafael.
Existen los
Corbatos, Monigotes, Gualos, Luis dormido y Guatemalos, quienes en un quejambre
de salud pasaban a visitar al Matasanos; personajes como Emilio, Mangueras, o
la enana Lorenza, quienes disfrutaban los partidos de banquitas en el parque
principal y deleitaban con sus locuras llenas de cordura que hacían reír.
Recordar los
partidos de frontón en el colegio San Gabriel, que se jugaban con saco de lana
azul de cuello de tortuga, bajo el rayo del sol; los torneos de basquetbol en
las escuelas Pompilio Martínez, con equipos como Gran Andino, de Mauro Herrera
o el Club Nueva Generación y su figura de sestas laterales, Roberto Nieto; o el
salto de Pacho Koell, o las maratones de Guillermo Martínez y Onofre Cárdenas;
equipos de futbol como el Real Audaces, Artesanías Cajicá y muchos más.
Sitios como el
restaurante El Bohio, el mejor Churrasco y arroz con pollo que me he comido, Los
levantamuertos o caldos donde Chencha, con huevo cocinado y calado, las
morcillas de doña Paca; Grasocitas pero Famosas, los paseos de la Fama de
Vicente Cogua y Carlos Pinto en Vueltas a Colombia… Ahhh Casi me olvido! La
cafetería El Lucero de la familia Afanador; cómo extrañamos la plaza de mercado
y el tinto con aguardientico de la esposa del señor Chibuque; y luego pasar a
comer Jeta, Gallina, Sopas y Marrano con la mano donde doña Julia.
Recordar al
rector Gilberto Baena del Antonio Nariño, y su diestro manejo del cinturón, que
marcó las piernas de muchos de nosotros.
Upa!! Recordé las famosas coca colas bailables de pantalón terlenka,
bota ancha, bolsillo media luna y zapato de plataforma y punta redonda, que se
hacían en la casa de los Pinzón; y a Bailar hasta las 5:00…………………… pero de la
tarde.
Bueno, me acorde
también de nuestras madres que nos llevaban a curar la descuajada donde Chelito
Navarrete, y como último, recordar a un ilustre mandatario, que de mucha mano
en bolsillo caminaba autoritario, siempre masticando chicle y ordenando el
erario.
Como siempre y
con el ánimo de recordar y mantener vivos las personas y sitios que han hecho
que me sienta orgullosamente Cajiqueños. Entre más años, más recuerdos.
Agradecimiento
a su autor “Toto”
por su aporte a “Rescatando Nuestra
Historia y Tradiciones”
EL LIO DE LA MADONNA
El Lío de la Madonna |
Foto Tomada de: http://www.vive.in/libros/articulos/agosto2009/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-5717607.html
Se necesitaron 70 años para completar el rompecabezas del famoso
cuadro del pintor italiano Rafael, titulado 'La Madonna de Bogotá', que
apareció en una tienda de la localidad de Fontibón, en 1939. La
noticia dio origen al famoso dicho "el lío de la Madonna", que el
arquitecto bogotano Santiago Martínez Concha escogió como título para el libro
que acaba de publicar, en el que, de manera novelada, explica cómo se resolvió
este acertijo casi "cinematográfico".
Todo comenzó un domingo soleado de diciembre de 1938, cuando una
pareja, al salir de misa, decidió ir de paseo al campo, hacia la población de
Madrid (Cundinamarca). Cuando ya llevaban un rato de viaje, la señora, que
esperaba un hijo, le pidió a su esposo detenerse en alguna tienda para tomar
agua.
Entonces llegaron a un conocido negocio de Fontibón, donde unas
amigas vendían viandas típicas como obleas, pandeyucas y masato. De pronto, el
señor, un artista graduado de las Escuela de Bellas Artes de Chicago (E.U.), le
señaló a su esposa un cuadro mediano (de 70 X 84 cms.) que estaba colgado en
una pared y le dijo: "si ese cuadro es un original, me atrevería a afirmar
que es el mejor cuadro que ha pisado América".
Le pidió permiso a la dueña para descolgarlo, lo sacó a la luz y
le comentó, nervioso, a su mujer que no se trataba de una copia, y que estaba
casi seguro que era del pintor italiano Rafael Sanzio de Urbino.
Quien lo aseguraba era el pintor colombiano Santiago Martínez
Delgado, autor del famoso mural de Bolívar y Santander en el Congreso de Ocaña,
que se encuentra en el salón Elíptico del Congreso Nacional.
"Él le propuso a la dueña comprarles el derecho a estudiar el
cuadro. Ese derecho le garantizaba la posibilidad de llevarlo al lugar a donde
necesitara para que lo estudiaran y la seguridad de asesorarla cuando lo fueran
a vender, en pleno ambiente de preguerra", explica el escritor Santiago
Martínez Concha, hijo del artista.
¿Y cómo terminó en Bogotá?
Ante la difícil situación económica por la que pasaba, la dueña
aceptó el trato y Martínez Delgado inició un minucioso estudio del cuadro.
Descubrió que la modelo era la Fornarina, la tercera y última de las amantes de
Rafael, quien antes de morir le heredó a ella el cuadro.
"Se quiso casar con ella pero ninguno de los dos Papas para
los que trabajó (Julio II y León X) lo autorizaron, porque consideraban que él
era un noble maestro pintor y no podían permitir un matrimonio morganático,
como se llamaba ese tipo de uniones", agrega el autor.
Meses más tarde, esta mujer se volvió amante del conde de Montmorency,
amante personal y segundo hombre más importante de la corte del rey Francisco I
de Francia.
Cuando el rey vio el cuadro, se lo compró a la Fornarina por
quinientos ducados, y ordenó colgarlo en su tienda de campaña durante la
correría que finalizó en la Batalla de Pavía (Italia), en la que resultó
vencido por las fuerzas del rey Carlos V, bajo el mando del capitán de guardia
Gonzalo Suárez Rondón. Cuando este llegó ante el rey Carlos V con los detenidos
y sus valiosas pertenencias, el monarca, en agradecimiento, decidió regalarle
el cuadro de la Madonna.
Entonces, Suárez Rondón emprendió viaje a América, deslumbrado por
la leyenda de El Dorado, y funda la ciudad de Tunja, en donde finaliza sus
días. Al morir, el cuadro es legado al convento de San Agustín.
"Imagínese, la obra aguantó toda la conquista, la Colonia, el terremoto de
Bogotá, las diez guerras civiles del siglo XIX y luego pasó a Fontibón a la
casa de unos parientes del monje agustino Fray Domingo Ospina Camacho, que lo
estuvo escondiendo de la soldadesca", explica el autor.
Hasta los nazis lo pretendieron
Una vez resuelta la manera como terminó en tierras americanas, el
artista Martínez Perdomo sabía que, si se trataba de un Rafael original, debía
tener debajo de la pintura los rastros del artista. El pintor italiano siempre
hacía un bosquejo del esqueleto de la figura a base de círculos concéntricos,
que luego iba rellenando con capas de pintura, con una técnica conocida como la
"punta de plata", que también aplicó su contemporáneo Leonardo Da
Vinci.
"Entonces se llevó el cuadro a la Clínica Moderna de Bogotá
para tomarle radiografías. La gente empezó a decir: este señor se chifló. La
prensa se enteró de todo este escándalo, y cuando salieron la estructura ósea y
los círculos concéntricos debajo de la capa de pintura, mi papá aseguró: tengo
un original de Rafael", anota Martínez Concha.
Con los documentos históricos de la obra, las radiografías y el
cuadro, el descubridor viajó a la Escuela de Bellas Artes de Chicago (E.U.)
para iniciar los trámites de la certificación.
coincidía, en esos días, la Feria de Arte de Nueva York, que reunía
a los restauradores más prestantes del mundo, quienes al enterarse de la
existencia del cuadro viajaron hasta Chicago para estudiarlo.
"El escándalo también salió en los principales diarios y
revistas de ese país ('Newsweek', 'Life'), yo tengo todos los recortes de
prensa; y luego lo certificaron como un auténtico Rafael; por cierto, de muy
buen momento, pues era su madurez", cuenta Martínez, al destacar que incluso
un emisario nazi le ofreció en ese momento 100 mil dólares a su padre para que
se los vendiera.
La extraña desaparición del cuadro
"Un buen día, las dueñas y el cuadro desparecieron
misteriosamente de Nueva York, la guerra seguió su curso, y mi papá se murió en
1954 sin dejar dicho en dónde estaba el cuadro", comenta el autor.
Pasaron más de 50 años, hasta que hace poco tiempo, el arquitecto
Martínez Concha logró descifrar el rompecabezas que había dejado su padre
minuciosamente detallado en una carta secreta.
"La dueña del cuadro se radicó en Estados Unidos con sus
hijas, en donde mi papá les consiguió empleo en el consulado de Colombia y
luego en la aerolínea Pan American. Finalmente, él les compró la obra pagándole
con parte de su propia obra, durante varios años, un crédito que pidió a la
Academia de las Artes, y otros dos que le pidió a un comerciante y a un judío
de apellido Tartar de Nueva York. Entre ellos financiaron la compra del
cuadro".
"Antes de morir, mi mamá me entregó una pequeña llavecita de
oro que llevaba en una cadena pegada al cuello, que tenía grabado el número
444, y la frase: Este es el cordero de Dios", agrega Martínez Concha,
quien luego de muchos años de búsqueda encontró a los descendientes del señor
Tartar, amigo de su padre.
Ellos le contaron que ellos también tenían la misma llave pero de
plata con el número 999 y la inscripción Salve María, llena eres de gracia.
"Ellos sabían que la llave abría el sagrario de una capilla
que mi papá diseñó, en una finca de Cajicá (Cundinamarca), en donde murió. En
la parte superior de ese sagrario apareció pegada una carta dirigida a mí para
cuando yo creciera. Venía con dos sobres lacrados: el primero tenía la 'R', de
Rafael, y el segundo las iniciales de mi papá. Allí aparecía especificado en
dónde estaba el cuadro".
En la carta, el padre de Martínez le explicó la manera como debía
calcular un número, que correspondía al casillero de un banco suizo en Nueva
York, en donde se encontraba la obra de arte.
Con ese número, con la llave de oro y con la copia del certificado
de defunción de su padre, Martínez viajó a Nueva York a reclamar la obra y se
encontró con una triste noticia. No podía sacarla porque ya habían pasado
cincuenta años, desde la muerte de su padre, como él estipulaba en el fideicomiso.
Pasado ese lapso, el cuadro debería completar 90 años en el banco y luego ser
regresado a Bogotá, para entregarlo, nuevamente, a la Iglesia de San Agustín.
"Me había pasado. O sea que perdí la bobería de 100 millones
de dólares. Lo único que me permitió el gerente del banco fue tomarme una foto
al lado del cuadro en la bóveda. Imagino que dentro de 45 años, cuando yo ya
esté muerto, llegará a Colombia en una especie de Odisea, con todo y banda
incluida", concluye con gracia Martínez Concha.
El lío de la Madonna
Santiago Martínez Concha
Random House Mondadori
Publicado
El 28 De Julio De 2009
CARLOS RESTREPO - CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
Tomado de:
http://www.vive.in/libros/articulos/agosto2009/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-5717607.html
Compartido por: Manuel Octavo Munar Castañeda. Junio del 2014.
LOS FANTASMAS DE LA CASA DE LA CULTURA I
En una tarde noche al quedarme trabajando con una compañera, sentí que las cortinas que dan al balcón de la antigua biblioteca, se movían al acercarnos sentimos un frió que nos erizo los cabellos; pensando que era el celador que nos quería asustar lo llamamos, pero con gran sorpresa al rato nos enteramos que estaba en la otra casa de la cultura, al salir, por el camino note como los perros se me abalanzaban ya que presentían el miedo que sentía.
En otro momento alguien se acerco y me dijo un secreto el cual no recuerdo, al darme la vuelta note que había nadie a mi lado.
Dialogando con una persona que trabajaba en esta casa me comento que en alguna ocasión, vio cerca al balcón del segundo piso, la figura de una monja, y se rumora que allí existen dos fantasmas uno que es inofensivo, y juguetón y otro que es canson y le gusta asustar.
Relato por: E T
EL FANTASMA DE LA SEÑORITA LUCRECIA EN LA CASA DE LA CULTURA 2
LA SEÑORITA LUCRECIA
Actualmente donde funciona la casa de la cultura dos, vivía la Señorita Lucrecia, persona conocida por la comunidad, ya que poseía el almacén de nombre EL CONDOR, lugar donde se vendían hilos, telas y adornos.
Se cuenta que por algunos días el almacén estuvo cerrado y los pobladores se preguntaban la razón, la policía ingreso y la encontró muerta la habían asesinado, días anteriores. El municipio se apropio de la casa ya que no tenía familiares.
Actualmente donde se encuentra la oficina de la dirección me esconden las cosas en especial por las épocas de mitad de año, alguna vez se me perdió una cédula la cual encontré días después sobre el escritorio, una de las empleadas del servicio, cerca del medio día se le apareció un fantasma llegando al patio, ese mismo día renuncio.
Relato: M F Vz
Relato: M F Vz
EL PIANO QUE SUENA A MEDIA NOCHE
Un amigo comentaba que en su casa, el piano sonaba a media noche, un día decidimos quedarnos para comprobar si esto era verdad, efectivamente a eso de la media noche, el piano sin mas ni mas empezó a sonar, al llegar al sitio donde sonaba se callo, allí comprobamos el mito
Relato: Maritza
LA LEYENDA DE POZO HONDO
Ubicada en el cerrito hablador, detrás de los cerros de cruz verde por el camino de la Quebrada del Campo, se llega al lago de Pozo Hondo.
Cuenta la leyenda:
Que cundo vivían los indios muiscas, existió una pareja que se prometió amor eterno, pero el se ahogo en un pozo cercano a la laguna y ella en desilusión se lanzo a esta, y desde allí todo hombre que ingrese a la laguna y a ella le guste lo atrapa para si.
Tomado: Relato oral de los pobladores de la Zona.
LA SOMBRERONA
Cajicá es rica en pastos verdes y tierra fértil, y también en historias como la del espíritu de la “ Sombrerona” , que salía por el camellón rumbo a Montepincio asustando a la gente que la veía; hay testimonios que tan grande era el susto que se llevaban esto desprevenidos parroquianos, que caían desmayados por la impresión de verla.
Se dice que donde aparece la “ Sombrerona” , habían matado allí a una mujer que practicaba la brujería, y dicen que ella había matado a la madre del muchacho que la asesino, apareciendo en este sitio exhibiendo su rostro deforme, espantando con mayor sevicia a los borrachitos trasnochadores que se atreven a desafiar las noches frías y oscuras de Cajicá.
Tomado: Monografía de mi Municipio, de María Fanny Vásquez Calle, pág.. 19, 2002
LOS COMPADRES